Africano el que no bote

En los prolegómenos del partido de play-off entre el Getafe CF y el CD Tenerife para disputar el ascenso a primera división de fútbol, grupos de aficionados del equipo madrileño coreaban el cántico “africano el que no bote”, con el ánimo de molestar a los aficionados del Tenerife que se habían desplazado a Madrid para apoyar a su equipo. 

El tema de África es problemático para nosotros, y los otros (getafeños, en este caso) es evidente que lo usan con ánimo de insulto racista. Esto no es nuevo. Cuando por las razones que sean (políticas, deportivas o de otra índole) se tensa la conversación o la convivencia, los españoles suelen soltar el latiguillo de que los habitantes de Canarias son africanos. También, y sin ánimo de ofensa, tal calificativo se ha usado a modo de relato descriptivo del pueblo de las Islas Canarias.

Para el primero de los casos me viene a la memoria un ejemplo muy gráfico. Tras el asesinato de Javier Fernández Quesada en la puerta de la Universidad de La Laguna, en diciembre de 1977, los disturbios alcanzaron todo el entorno urbano, y la confrontación entre policías y ciudadanía fue creciendo. La autoridad gubernativa de entonces trajo grupos especiales de antidisturbios de cuarteles de Toledo y Zaragoza. El terror policial que aplicaron contra la población de La Laguna de manera indiscriminada, iba acompañado del insulto: “Moros, canarios hediondos, indígenas”. Entonces era de sobra conocido que los cuerpos represivos habían sido adiestrados con manuales y principios fascistas, entre los que el componente racista tenía un lugar destacado, pero seguramente en ninguna otra ciudad del Estado hubieran llamado a los habitantes moros o indígenas, tal como hicieron aquí (Rosa Burgos, El sumario Fernández Quesada)https://www.amazon.es/sumario-Fernández-Quesada-histórica-Canarias-ebook/dp/B011C1EY0W

Pero no sólo bajo la presión de acontecimientos de alto voltaje se usó el calificativo de africanos, o su variable, moro o indígena. También en la producción científica de técnicos y políticos de la administración del Estado, con ánimo meramente descriptivo, se apeló a la raíz africana de los habitantes de las Islas. Decía en 1967 el general africanista José Díaz de Villegas, quien fue director general de Marruecos y Colonias que Ifni “era una isla más de aquel archipiélago varada en pleno continente”. Y más aún, la Alta Comisaría de España en Marruecos escribó un informe en 1946 en el que se dice: “La relación histórica, ininterrumpida y constante, mantenida con esos Territorios (se refiere Sahara, Ifni y sur de Marruecos) por el Archipiélago canario, sus afinidades raciales, su analogía geológica y la identidad de su clima son fundamentos suficientes para establecer que (…) las Canarias y la costa vecina del continente africano constituyen una unidad geopolítica”. (“La Labor de España en África”. Alta Comisaría de España en Marruecos, 1946).

Sin embargo, no es sólo problemático como en determinadas circunstancias los otros nos ven a nosotros. Sino también como nosotros mismos participamos de una visión racista sobre África, pero en este caso de la otra África, “la que no somos nosotros”. La ignorancia enorme que tenemos sobre este tema ha sido el resultado del discurso racista de nuestras élites ilustradas. Pocos han sido los que han pensado Canarias incorporando su legado africano. Normalmente se obvia, y preferimos vernos en el espejo de latinoamérica o de Europa, dejando de lado la herencia más problemática de nuestra identidad, que es precisamente la africana. Incluso, quienes se reivindican de la herencia aborigen, prefieren, normalmente, eludir el hecho de que tal reivindicación debería ir acompañada de un cierto discurso comprensible sobre África y nosotros. Algo de eso intenté con el libro Geopolítica. nacionalismo y tricontinentalidad(https://www.researchgate.net/publication/279220146_Geopolitica_nacionalismo_y_tricontinentalidadpero la tarea está por realizar en un 90%. Seguro que podremos encontrar algunas respuestas desde la perspectiva descolonial, sin imitar a nadie, siendo creativos a la hora de buscar respuestas a lo que se ha dado en llamar la tricontinentalidad de Canarias.


Así que a eso de “africano el que no bote”, yo no le respondería con indignación, sino, precisamente no botando.

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